Señor presidente: hemos escuchado hablar de oportunismo,
oportunidad política, reflejo y sensibilidad.
A esta altura del debate –no lo digo por la hora- estamos aquí
cumpliendo el deber indelegable que tenemos como legisladores. Esto es lo que nos
ha convocado hoy a este recinto. Estamos a punto de votar una norma que ha sido
sancionada por el Senado de la Nación, más allá de cualquier chicana que se
pueda plantear. Entonces, ¿por qué no avanzamos en lo poco que podemos? Digo esto, porque creo que no estamos
aprovechando el llamado a sesiones extraordinarias. Todo el mundo sabe por qué
la presidenta llamó a sesiones extraordinarias; algunos lo han marcado para
defenderlo y otros para atacarlo, pero creo que no lo estamos aprovechando.
Tenemos hasta el 31 de diciembre para considerar otras normas que son también
sumamente importantes y que se vinculan con el tema en discusión, aunque no
tengan la misma especificidad. Me
refiero, por ejemplo, a la deuda social y a la deuda interna. Nos quejamos del
fallo del juez Griesa por la Fragata Libertad, pero no asumimos que podemos
recuperar nuestra soberanía, dejar de mantener los tratados bilaterales de
inversión y seguir perteneciendo al CIADI. En lugar de quejarnos, podríamos
recuperar miles de Fragatas Libertad. También recordemos que se ha demandado a
la Argentina por el tema de Repsol. Esto podría entenderse como que estamos
levantando un proyecto propio; lamento que sea propio. Sé que muchos desde el
oficialismo y otros sectores de la oposición piensan esto, porque lo han dicho
públicamente. Probablemente hoy por disciplina partidaria no nos acompañen,
pero lamento que no seamos muchos.
Ahora bien, hay otros proyectos vinculados específicamente
con el tema de la explotación; por ejemplo, el que declara la emergencia
territorial rural, que suspende los desalojos por cinco años. Tenemos dos
muertos: Cristian Ferreyra y Miguel Galván. Aprovechemos las sesiones
extraordinarias. Asumamos que el tema de la esclavitud y el caso de Marita
Verón no se resolverán con esta ley. Si bien esta norma es insuficiente y
esmirriada, constituye un avance, y por eso vamos a apoyarla; pero realmente
tiene el defecto de aquellos proyectos de leyes sancionadas en la coyuntura,
sin ser debidamente debatidos. No digo con esto que no haya habido algún
trabajo, o mucho trabajo, que reconozco en
gran cantidad de legisladores, sobre todo mujeres, que hoy hemos hablado
mucho más que en otras ocasiones.
Sin perjuicio de que en el debate en particular formularemos
observaciones, señalo que la ley saldrá esmirriada y flaca, y no ayudará a
terminar con el flagelo de la trata. A pesar de que contiene avances en
artículos que vamos a votar afirmativamente, importa retrocesos en cuanto a la
selección que va haciendo el derecho penal respecto del último eslabón de la
cadena criminal. Por ejemplo, nos encontramos con que se establecen tipos
penales que no serán excarcelables. Entiendo que la mano dura y el hecho de que
la gente quede detenida por situaciones que no hacen al entramado criminal que
debemos perseguir, queda bien para la tribuna; pero hoy no estamos aquí para
quedar bien.
Ya se terminó la hora de las chicanas. Vamos a votar un
proyecto de ley y tenemos que decir de qué se trata. No se llega al entramado
criminal del poder que tiene la mafia con políticos, con funcionarios de
gobierno y judiciales, y con la policía. Si no vamos a ese hueso y a quienes
usan, gozan y abusan de los beneficios de la prostitución y la explotación,
absolutamente nada resolveremos.
Contamos con estadísticas que nos alertan que esos
beneficios económicos hoy están por encima de los que había cuando la Argentina
tenía esclavos. Han encontrado la forma de hacernos creer que somos libres,
pero seguimos siendo esclavos.
Esta noche nos encontramos con que frente al festejo de
tantos bicentenarios estamos a las puertas del de la Asamblea del Año XIII, que
decretó la libertad de vientres. A doscientos años, al votar esta ley estamos
reconociendo que no hemos avanzado, que no tenemos un pueblo libre, soberano y
sin esclavos.
Antes comentaban que cuando decimos a la gente que vamos a
votar esta ley, se pone contenta; por supuesto! y el pueblo va a acompañar.
Esta política no debe ser sólo de un
gobierno sino de Estado. Se trata de la política de una nación y de un pueblo
para que realmente terminemos con la esclavitud y la explotación en la
República Argentina.
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